Cuando los rigores de la altura acechan al viajero, los espléndidos paisajes de la provincia de Espinar (Cusco) surgen imponentes, relegando y espantando con su hipnótica belleza, los pérfidos síntomas del soroche; entonces, ya no importa si el aire es escaso o si el frío intenso rebasa las barredas de las casascas y chompas, tampoco interesa el palpitar de las sienes que precede al mareo, al intenso dolor de cabeza.
Todo eso se olvida. Y los síntomas del mal altura se transforman en una energía poderosa que te impulsa a caminar, buscar y explorar nuevos rincones, nuevos escenarios aptos para la contemplación y la aventura. Eso ocurre en Espinar. Eso sucede en Tres Cañones.
(Fotos: Nancy Chauca)
miércoles, 25 de junio de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario